
Estas canteras se encuentran al sur-sureste de la ciudad, en un radio de unos 9 Km., próximas a las carreteras N-630 y CC-520, desde las que se puede acceder con facilidad. Se necesita permiso para visitarlas.
Todas las ciudades necesitan importar numerosos recursos, tanto materiales como energéticos, para poder subsistir y exportar algunos bienes y servicios.
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La ciudad de Cáceres, como no podía ser menos, también necesita numerosos recursos; entre los más masivos se encuentran los materiales de construcción y dentro de ellos destacan los áridos, de distintas granulometrías, para poder preparar con ellos hormigones para la construcción y firmes para nuestras calles y carreteras. Estos materiales, debido a su bajo precio, deben ser extraídos en zonas muy cercanas, de ahí que en las proximidades de las ciudades existan graveras y canteras con el fin de suministrar estos productos a un precio razonable. El grave impacto ambiental que producen estas instalaciones es el precio que tenemos que pagar por nuestro modelo de desarrollo.
Las canteras que existen en los alrededores de Cáceres exportan dos tipos bien distintos de materiales. Las calizas de edad carbonífera y las cuarcitas de edad ordovícica.
Al primer grupo pertenecen las canteras de Olleta, situada en el Km. 3,5 de la carretera de Miajadas y la de Núñez, situada en el cerro de la Alberca, a la que se accede desde el Km 562,2 de la carretera N-630. Las calizas carboníferas son algo magnesianas, bastante cristalinas y se pueden presentar en estratos de poco espesor o en bancos mucho más gruesos. Contienen restos fósiles de moluscos, corales, crinoides,… pero, debido a la recristalización, suelen ser inclasificables. La cantera de Olleta, al profundizar, ha cortado el nivel freático por lo que parte de la misma se ha inundado, formando una charca de agua de color azul-verdoso típico de los terrenos calizos.
La cantera Elena, situada al este de la carretera N-630, Km. 562, explota un cerro de cuarcitas tableadas que presenta, a veces, intercalaciones de areniscas y pizarras cuarzosas; produce unos áridos de calidad, debido a la mayor dureza de las rocas que se extraen, esto le hace que los costos sean mayores pero queda compensado por la mayor calidad del producto.
En los alrededores de Cáceres existen canteras ya inactivas, como la de Cabezarrubia o Tapia, que también explotaba calizas carboníferas y que en la actualidad se está rellenando con los escombros y derrubios procedentes de las múltiples obras que se realizan en la ciudad.

La otra cantera abandonada es la del Portanchito, sita en el cierro del mismo nombre que, debido a su altura, produce un impacto visual enorme; además, dejaron multitud de escombros repartidos por los alrededores, que hace muy difícil y costosa su recuperación. En el interior de dicha cantera se pueden observar un pequeño filón caolín que destaca por su color blanco. También se pueden observar, en algunos bloques de cuarcita, bellas dendritas de pirolusita, de color negro, y de oligisto, de color rojo.
Las canteras de áridos nos permiten estudiar con detalle las rocas que forman nuestro subsuelo y, en ocasiones, nos han sorprendido con inesperados hallazgos, como el descubrimiento de la Cueva de Maltravieso.
Para aminorar el impacto producido por estas explotaciones se contemplan dos soluciones: rellenarlas, una vez que se han abandonado, y reciclar los escombros producidos para obtener de ellos nuevos áridos, como se está haciendo ya en muchos países europeos.
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